19th Ave New York, NY 95822, USA

El salón público más polémico de la historia

En la Navidad de 1926 la ciudad de Murcia, con su horizonte de palmeras y barracas entre acequias, parecía un inmenso belén. Tan abundante y repentina fue la nevada que a muchos sorprendió. Pero ni siquiera aquel temporal, extraño en estas latitudes, logró impresionar más que el nuevo -y polémico hasta el hartazón- salón de sesiones del Ayuntamiento de Murcia.

En la sesión ordinaria de la Permanente del 14 de julio de 1926 se dio a conocer un informe de la Comisión de Ensanche y Reformas Urbanas que señalaba las obras que con mayor urgencia debían acometerse. Entre ellas, ciertas mejoras en los servicios de aguas, alcantarillado y pavimentación, junto a la rehabilitación de colegios y la terminación del mercado de la Rambla. Además, la Comisión incluyó «el arreglo de la Casa Consistorial y Salón de Sesiones», valorado en 519.100 pesetas de la época.

Las obras no comenzaron de inmediato. El antiguo salón aún fue elegido como sede electoral durante el plebiscito convocado en septiembre para que los españoles mostraran su supuesto apoyo a la dictadura de Primo de Rivera. El edificio anterior, fechado entre 1848 y 1850, era obra del arquitecto J. J. Belmonte. El Pleno del 14 de noviembre, que entonces se celebraba los sábados y a las cinco de la tarde, aprobó la reforma. El proyecto, obra de César Cort, no fue sacado a subasta porque urgía, según el alcalde, que las obras concluyeran antes de las siguientes fiestas de abril. Cort, también autor del primer proyecto fallido de ampliación urbana de Murcia, planeó levantar el salón en las antiguas instalaciones de la Secretaría que daban a la calle de Romanones -hoy de El Arenal- y que amenazaban ruina.

Ilustres murcianos

El diseño original incluía la colocación de cuatro esculturas en la sala para representar a otros tantos murcianos ilustres: Alfonso X, Saavedra Fajardo, el Cardenal Belluga y Francisco Salzillo. Además, se proponía buscar un artista que esculpiera un relieve de la conquista de Murcia. El alcalde, Francisco Martínez García, también defendió la construcción de dos tribunas, una para el público y otra para la prensa. Son las hoy denominadas pajareras.

El diario ‘La Verdad’ de Murcia, al dar cuenta del proyecto, refiere que el alcalde propuso añadir una quinta escultura dedicada a la Virgen de la Fuensanta, «con ocasión de cuya Coronación se hace esta reforma». Las obras obligaron a trasladar las sedes de la Junta de Hacendados y del Sindicato Central de Riegos del Segura a otras dependencias en la calle de San Antolín. Y, desde el principio, el diario ‘El Liberal’ tildó la obra de gasto innecesario y despropósito.

La inauguración, aunque no habían concluido los trabajos, se celebró el 25 de marzo de 1925. La premura se debió a la visita a Murcia del ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo, y del Infante, don Fernando de Baviera, quienes recibieron la Medalla de la Ciudad. Aquel día asistieron al pleno el alcalde y 39 concejales. El Nuncio del Papa, quien había llegado a Murcia para coronar a la Fuensanta, bendijo el salón antes de que se iniciara la sesión extraordinaria.

La anécdota de la jornada vino de la mano de los periodistas de ‘El Tiempo’, ‘La Verdad’ y ‘Levante Agrario’, que rogaron al alcalde que les trasladara a otro lugar en el salón pues «el que les han designado no reúne las debidas condiciones acústicas». Eso, sin contar que los informadores municipales lamentaban estar «mezclados con el público, y los comentarios de éste y la charla les impide tomar las notas con la exactitud que requieren».

El acto concluyó con una comida en el Tiro de Pichón, donde también se celebró un campeonato regional al que asistieron «infinidad de notables escopetas de la provincia y de fuera de ella». El nuevo salón, junto al resto de dependencias, costó a la ciudad 416.891 pesetas del presupuesto extraordinario y 204.576,35 del ordinario.

Al escultor murciano José Planes le encargaron que tallara un busto del Rey Alfonso XIII para adornar la cabecera de la mesa presidencial. La obra, que fue entregada a finales del mes de abril de 1927, representaba al monarca con el uniforme de gala de capitán general.

Tres años más tarde

Las obras del salón, sin embargo, centrarían la política municipal durante años. Sobre todo, cuando Martínez García fue destituido de forma inesperada y accedió a la Alcaldía Luis Fontes Pagán, marqués de Ordoño. La polémica, sabrosa por demás, enzarzó a ambos. Y lo hizo a bombo e imprenta, en las páginas de los diarios, para satisfacción de sus lectores y gozo de futuros cronistas. Sucedió en los primeros meses de 1928. Martínez García ocupaba el cargo de director de ‘La Verdad’. Ello, en cambio, no impidió que hasta rogara -con éxito- la publicación de una carta de defensa en los diarios de la competencia ‘Levante Agrario’ y ‘El Liberal’. Tal era su indignación.

En su carta, publicada el día 3 de marzo en ‘Levante Agrario’, Martínez García defendía su pasada gestión como primer edil y negaba que el nuevo salón de sesiones hubiera costado 600.00 pesetas, tal y como había denunciado Luis Fontes. «Si acaso, esa cifra corresponderá -advertía el exalcalde- a todas las obras de reforma, con mobiliario y ornamentación». Además, justificaba la reforma ante la necesidad de celebrar «recepciones y asambleas de histórico interés» y pensando «en el buen nombre de Murcia».

Diez meses más tarde, cuando aún coleaba el enfrentamiento entre los políticos, otra nueva polémica enfrentó a la prensa. El diario ‘El Tiempo’ denunció que el Ayuntamiento había recepcionado el salón a pesar de que no incluía las cuatro estatuas anunciadas. «¿Se puede admitir una obra que no ha cumplido un acuerdo del municipio?», advertía el rotativo. Y ‘La Verdad’ respondió.

El arquitecto, según el diario, tras analizar el espacio, concluyó que en un salón moderno no cabía ubicar escultura alguna. Así que se optó por renunciar al homenaje a tan ilustres murcianos. ‘El Tiempo’ contestó a ‘La Verdad’ con cierta sorna al afirmar que la colocación de las estatuas, visto lo visto, «no fue más que un tema periodístico». Ochenta y cinco años más tarde lo sigue siendo.

 

Posts Relacionados

Dejar un comentario

error: Content is protected !!