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Murcia. Secretos y Leyendas III (2020)

La pandemia que curó la ‘vivorera murciana’, el cornudo murciano con certificado de autenticidad, la monja que veía en cueros a los hombres, la calavera viajera de Saavedra Fajardo, el fantasma mirón de San Juan o los remedios contra los ‘catarros’ de vejiga con algunas de las historias que componen esta mirada inédita sobre la Murcia más curiosa y sorprendente.

Es sabido que todas las ciudades atesoran una historia, un legado apasionante que a menudo pasa desapercibido y sobre la que muchos ciudadanos también pasan de puntillas. Es esa historia de la rutina cotidiana, de los pequeños acontecimientos que suceden a diario sin que apenas tengamos posibilidad de prestarles atención en estos tiempos apresurados para constatar que son los que, precisamente, configuran nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser.

Casi siempre, suelen acontecer al hilo de otros importantes episodios históricos que luego sí reflejarán las enciclopedias o será posible consultar en las redes sociales con suma facilidad después de muchos años. Pero los otros, esos destellos paralelos de genialidad que revisten tantos hechos del pasado, se olvidan al poco tiempo para siempre.

Murcia puede presumir con todo merecimiento de esas grandes historias: de aquella que se escribe en mayúsculas y se cuenta en los libros de texto, y también de esa historia cotidiana, familiar, personal. De ésa que Antonio Botías, profundo conocedor de Murcia, de sus costumbres y tradiciones, rescata, ofreciéndonos de nuevo secretos y leyendas que nos cautivarán al recorrer las páginas de este nuevo libro, el tercero de una serie que se ha convertido en un auténtico tesoro.

Desde una óptica de lo sencillo, al tiempo que trascendental, cada uno de sus capítulos refleja un arduo trabajo de investigación, rebuscando en archivos y anaqueles casi perdidos para encontrar documentos, grabados y fotografías que permitieran devolver a la actualidad lo que antaño fascinó o sorprendió a quienes tenían, como tenemos también hoy, la suerte de vivir en esta bendita Región.

Un ejemplo claro es la visita del premio Nobel de Literatura Ernst Hemingway a la ciudad de Murcia durante una Feria de Septiembre de 1959. Todos conocemos las instantáneas que le realizó el gran fotógrafo Juan López o el maestro Canito en la plaza de toros de La Condomina. Pero casi nadie recuerda que ese mismo día comió en el célebre Rincón de Pepe y que demostró, a pie de barra y entre ilustres murcianos, que conocía a la perfección la calidad de los vinos de esta tierra. Lo mismo sucedió años más tarde con otro genio: Orson Welles, quien aseguraba que no había manjar más sabroso que las patas de cabrito que se elaboraban en aquel restaurante histórico.

 

Otro acierto ha sido conocer la manera en que vivieron los antiguos murcianos algunos acontecimientos como vivimos otros similares en la actualidad. Es el caso del coraje y valentía que muchos presentaron ante las remotas pandemias, predecesoras de la que en este tiempo tanto nos aflige. O las reacciones ante los desastres naturales, encabezados por las innumerables riadas que han azotado la fértil vega del río Segura desde que el ser humano decidió vivir y cultivar a lo largo de su serpeteante cauce.

Refleja también la obra de Antonio Botías la intensa labor periodística que siempre se ha desarrollado en esta Región, desde el alumbramiento de la prensa periódica a finales del siglo XVIII. A veces, incluso sorprende que una pequeña ciudad de provincias, como lo era la Murcia de hace un siglo, coexistieran hasta cuatro cabeceras de diarios que, día tras día, informaban a los lectores de forma puntual y distinta, según la ideología de cada uno. Ese trabajo tantas veces anónimo ha servido al autor y a cuantos lo lean para descubrir aspectos históricos que, de no existir aquellas páginas, se perderían para siempre en el olvido.

La galería de personajes que surcan esta obra también refleja el interés de Antonio por recordar a tantos murcianos, algunos célebres en sus días, que luego pronto fueron olvidados. Y junto a ellos, otros tantos que apenas disfrutaron de algún instante de gloria en los diarios y revistas o fueron protagonistas de hechos que pronto se olvidaron.

El devenir urbanístico de la capital de la Región es otro de los temas que el autor propone, reflejando la evolución de la trama urbana, la llegada del ferrocarril o la ampliación de avenidas, y denunciando algunos de los ataques que sufrió durante el siglo pasado tan incomparable patrimonio, ya perdido para siempre. Como también perdidas quedaron tantas costumbres que los huertanos observaron durante siglos, muchas de ellas relacionadas con su duro trabajo entre bancales, con las escasas fiestas que le permitían disfrutar por Navidad, la Feria o la Semana Santa, sin olvidar las curiosas supersticiones que la Huerta fue atesorando durante siglos.

Fiestas que también permitían, como destaca el autor, reflejar la rica variedad de costumbres, gastronomía y folclore que siempre engalanó esta tierra. El paso de las cofradías bajo la primavera murciana, la devoción a la Patrona, la Virgen de la Fuensanta, o los históricos aguilandos por la Pascua, son auténticas fuentes de anécdotas que Antonio Botías intercala mientras rememora esa historia a pie de calle, transmitida, en tantos casos, de padres a hijos y jamás escrita en un libro hasta ahora.

Cada uno de los capítulos es un pequeño retablo de una época. Y en ello reside otro acierto de la obra: ofrecer al lector la posibilidad de recorrer, en apenas unas cuantas páginas, escenarios separados por siglos de historia: desde la construcción de la Catedral a la llegada de los primeros automóviles, desde la herencia musulmana y judía en la Edad Media a las elecciones democráticas de 1975. O la inmigración de murcianos a Cataluña. O el intento de expropiar el santuario de la Fuensanta…

Basta abrir a ciegas una página para adentrarse en un segundo en nuestra historia más desconocida. Porque, además, la gran cantidad de grabados y fotografías nos acercan al instante al tiempo y los hechos que el autor nos propone, en muchos casos pinceladas inéditas y que, de no existir este libro que tienen entre sus manos, quizá ya nunca se conocerían.

Conocer cuanto ha hecho de la nuestra la mejor tierra del mundo nos ayuda a disfrutar, si es que es posible, aún más de ella.

La excelencia de nuestra Región se percibe en cada uno de sus detalles, de sus paisajes y costumbres. Sólo le falta hablar, y esa palabra se la brinda Antonio Botías, un hombre que ama Murcia, y que deja constancia de ello en cada página, en cada historia que rescata y dota de vida y actualidad para compartir con nosotros.

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