Casi los cumple, pero todavía no. Hace 275 años el corregidor Heredia convocó a los murcianos a celebrar que los dos arcos del Puente Viejo estaban concluidos. Y ordenó colocar una inscripción redescubierta estos días.
A simple vista, toscas letras grabadas en la piedra, humilde recuerdo para tan histórico acontecimiento. Sin embargo, sobre la obra solo circularon los canteros que continuaban su ardua labor. Hasta que el 15 de septiembre de 1742, dos años después, con todo boato y pompa, fue abierto al tránsito. Esa vez, de verdad. Y el mismo día se colocó la antigua Virgen de los Peligros. Ahí es nada.
Son muchos y de todas las épocas los autores que nos legaron noticias de la apertura. Así, en el diario ‘La Paz de Murcia’ con fecha 11 de febrero de 1892, el erudito Javier Fuentes y Ponte concluía que, si bien ambos arcos fueron acabados en 1740, fue “terminada toda la obra el 12 de septiembre de 1742”. Además, ese día se celebraron “grandes fiestas y regocijos”.
Concepción de la Peña, en su valiosa obra ‘El Puente Viejo de Murcia’, ya aclaraba hace años que la obra de los arcos concluyó en 1740. De la Peña advertía de que en abril del año siguiente el corregidor Heredia destacó cómo la obra se encontraba “en los términos precisos de terminar lo más urgente para lograr el tráfico común y continuar los pretiles y derrames”.
En un artículo publicado en ‘La Revista de Obras Públicas”, gaceta quincenal del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Fuentes y Ponte comentaba que Heredia impulsó la colocación de la “última piedra del primer arco” en 1740, y la correspondiente del segundo “el día de la Asunción de Nuestra Señora”.
Este segundo arco era el que aún da hacia el barrio del Carmen. En aquel día, con motivo de su terminación, se convocó a los murcianos para celebrarlo. Entre ellos, al Cabildo de la Catedral y al obispo. “Hubo por la noche una gran función de pólvora –continuaba Fuentes-, la cual vio la gente distribuida en el Arenal y el Malecón”.
Doce días festivos
Nada comparado, en cambio, con la auténtica inauguración dos años después. Aunque Fuentes la sitúa el día 12, otros autores la retrasan al 15 de septiembre de 1742, cuando otro castillo de fuegos artificiales anunció la apertura de la vía y la colocación de la imagen de la Virgen de los Peligros. Para la ocasión se corrieron toros durante 4 días y las máscaras duraron hasta 12 jornadas. Antonio Peñafiel cifró en su día que los gastos ascendieron a más de 52.000 reales.
Por si fuera poco, también se decidió salir en procesión a recibir a la Patrona de Murcia, la Virgen de la Fuensanta, cuando se trasladaba de su santuario a la ciudad. El motivo: la conclusión del puente. Además, se inauguraron dos lápidas como recuerdo de la solemnidad.
La primera de ellas rezaba: “En 26 de abril de 1701 se cayó el antiguo puente que había en este sitio y por respetos de Dios y esfuerzos que se hicieron para su construcción no pudo conseguirse diese principio hasta el 8 de julio de 1718, y en 4 de octubre del mismo año se puso la primera piedra de los estribos fuera del agua, cuyo estado quedó hasta el año de 1739 que, viviendo Corregidor el Sr. Antonio de Eredia Bazán, por medio de extraordinario denuedo y gran entereza dispuso se continuase, dando principio en 10 de diciembre de dicho año, y sin embargo de graves dificultades y embarazos que se ofrecieron, logró el día de San Pedro y San Pablo, príncipes de los Apóstoles, del año siguiente de 1740, se pusiese la última piedra del arco…”.
En una segunda lápida, que si transcribimos no quedará espacio para más galeradas, se recordaba el buen hacer del corregidor, de Juan Francisco Carrillo, señor de El Palmar y “de los Javalíes nuevo y viejo”, y Alfonso Manresa, regidor perpetuo. Y quedaba datada así: “Se hizo esta obra el Año MDCCXXXXII”.
Ambas lápidas se colocaron, como publicó ‘El Segura’ en 1840, “sobre los ángulos salientes que forman la terminación del macho en que se apoyan los dos arcos”. Su destino mejor obviarlo, aunque algunos mantienen que acabaron como tapas de alcantarilla en el centro de la ciudad.
De la Peña, quien sitúa la terminación del puente el 15 de septiembre, apunta unos versos que se compusieron para la ocasión: “En fin, todo concluido / en la forma ya expresada / todos los hijos de Murcia / de contento rebosaban”.
Cálculos errados
El catedrático Cristóbal Belda, en el prólogo al libro anterior, describe esta construcción como “una apasionante historia de propósitos y desvelos, de frustraciones y logros alcanzados en 1742 cuando la ciudad celebró las fiestas de su inauguración”. También Elías Hernández, en su estudio ‘Puente Viejo de Murcia’, recuerda que en 1740 solo “se acaban los arcos. Después se hicieron los muros de encauzamiento del río, así como los tímpanos y el pretil”.
Es más. El arquitecto Jaime Bort manifestó al Ayuntamiento el 26 de agosto de 1740, que los planos heredados de Toribio de la Vega –antiguo arquitecto- presentaban deficiencias. “Los costados del derrame, que mira al norte, no podían subsistir, ni unirse a la nueva obra con la seguridad correspondiente”. Lo que obligaba, según el maestro, a ejecutar una “porción considerable de obra” para subsanar el error. Memorial firmado, ojo, poco más de una semana después de cerrar los dos arcos en 1740.
Otras fuentes también apuntan a 1742. Entre ellas, una efeméride publicada en ‘El Diario’ el día 27 de julio de 1897. Y otra de ‘Levante Agrario’ fechada el 8 de marzo de 1931 donde se concluye que “este puente se terminó en 1742”. El mismo año que el rey otorgó al Concejo el derecho de instalar su plaza de toros en Camachos, puente abajo hacia El Carmen. Así las cosas, los 275 años justos del Puente Viejo se celebrarán en septiembre del año 2017.
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