Doscientas catorce variedades de rosas, que pronto se escribe pero cuesta un tanto más cultivarlas y que florezcan, crecían en un afamado jardín de Santomera cuando, allá por el año 1880, fueron premiadas en Madrid. Fue entonces una gran noticia en todos los diarios que, casi siglo y medio más tarde, aún sorprende a quienes lean aquellas crónicas.
Sobre todo, porque de todas ellas aún existe una sola especie casi única en el mundo: las rosas verdes, así llamadas por el curioso color de sus sépalos. Se salvaron de milagro, como todo patrimonio murciano que se precie.
El dueño de tan magnífico jardín, del que apenas queda el recuerdo, era Juan Murcia Rebagliato (1852-1891), quien ni siquiera imaginó que su empeño por esa variedad de rosal se mantendría durante siete largas generaciones, mediando riadas, guerras y epidemias, hasta la actualidad.
Hoy recae su cultivo en Manuel García Sánchez, fiel sucesor de su abuelo Manuel García Peña, el recordado ‘Manolo del jardín’, al frente de un huerto que, además de rosas, atesoraba 27 clases distintas de cítricos, lo que lo convertía en la plantación más destacada de la Región. Ahí tenemos el germen del denominado Limonar de Europa.
El huerto se conocía como la finca del jardín y estaba compuesto por una almazara, la Casa del Huerto (actual Ayuntamiento), una araucaria cuya altura pasmaba al visitante y el ficus más longevo de la provincia. Sumemos a eso una preciosa talla del Cristo Yacente que aún desfila cada Semana Santa en las calles del municipio. El abuelo ‘Manolo del Jardín’, hijo adoptivo de Santomera y padre de su Consistorio, recibió el testigo de Claudio Hernández-Ros, bisnieto de Juan Murcia. Manolo era el capataz de la finca e intuyó que debía proteger esa especie, lo que llevó a cabo su hijo más tarde. Sin embargo, salvo las rosas, de aquel patrimonio vegetal apenas quedó nada. El jardín desapareció urbanizado.
El origen de estas rosas, de origen chino, no ofrece dudas. Son conocidas como rosas viridiflora Lavallée, apellido del científico que las describió tras su presentación en París en una exposición celebrada en 1856. Aunque se puede rastrear su presencia desde 1743.
Floración elegante
El catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia Diego Rivera, experto mundial en estas lides, destacó en su día dos cualidades de la planta. Una, que incluso con el paso de los años se habían conservado en Santomera tal cual crecían a mediados del siglo XIX. Y dos: «Poseen una de las floraciones más elegantes entre todas las rosas verdes». Sin contar que esa curiosa mutación le otorga un inaudito olor a pimienta y las hace estériles por lo que se reproducen solo a partir de esquejes y carecen de pétalos.
El prestigio de aquél mítico huerto a lo largo de la historia está más que comprobado. Podemos rastrear las rosas hasta 1880, cuando Juan Murcia las presentó a la Exposición Nacional de Plantas, Flores y Aves celebrada en Madrid por la Sociedad Madrileña Protectora de Animales y Plantas, bajo el patronato de la Reina de España. Por tanto, al menos un año antes ya debían estar cultivándose en Santomera.
Resulta casi increíble que un vecino de Santomera decidiera participar en este concurso, nada más y nada menos, que con 214 especies de rosas distintas. Pero así fue, tal y como llegó a describirlo la ‘Gaceta Agrícola’.
En sus páginas destacaba cómo «sobre bonitas bandejas, sostenidas por ligeros pies de fina madera, lucen también en el expresado pabellón las admirables colecciones de variadas y aromáticas rosas presentadas por el muy distinguido expositor D. Juan Murcia y Rebagliato». Su Majestad la Reina, continuaba la crónica, «se ha fijado principalmente en dichas colecciones de flores sueltas, prodigándolas grandes elogios, al Sr. Murcia».
Al año siguiente, el diario ‘La Paz de Murcia’ advertía de que la provincia «debe prepararse a remitir flores y aves como el año anterior» y había que encargar la tarea a alguien avisado para que no suceda «lo que el año pasado con las rosas magníficas que mandó la casa del señor Murcia de su huerto de Santomera».
Al parecer, según el rotativo, la colección murciana «estaba, allá a lo lejos, donde nadie se acercaba, más que por casualidad». La Reina, pese a ello, sí que se acercó y las elogió. ¿Son quizá el más rico patrimonio floral murciano? En el año 1882, por apuntar otro ejemplo, en la Exposición Nacional, una colección de cítricos de Santomera resultó premiada con la Medalla de Oro. Al año siguiente volvería a recibir similar galardón.
Magnífica colección
El periódico ‘El Día de Madrid’, el 6 de junio, se hizo eco de la proeza. Y lo mismo publicó la ‘Gaceta Agrícola’ editada por el Ministerio de Fomento, en cuyas galeradas se ensalzó «la magnífica colección de hermosas frutas de 27 especies y variedades del género citrus presentada por Adelaida Murcia».
Era la hija de Juan. De entre ellas, destacaban las naranjas híbridas, que animaron al jurado a otorgar la Medalla de Oro «por esta colección de ricas y sabrosas frutas, cuya simple vista justifica esta recompensa». Y también esta crónica.