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Los murcianos que descubrieron América

Una calada a un cigarro o una mazorca de maíz madura. No son, ciertamente, visiones para la posteridad ni dignas de ser recordadas en los anales de la historia. Salvo que se tratase de la primera vez que un europeo las contemplaba. Y eso sucedió el 2 de noviembre de 1492 cuando Luis de Torres desembarcó de la nao Santa María para adentrase en la recién descubierta Cuba. Desde la nave, otro murciano contemplaba tan trascendental acontecimiento. Pero, ¿cómo llegaron hasta allí? Según apuntaron en su día los profesores Torres Fontes y Ruiz Alemán, Cristóbal Colón visitó la ciudad de Murcia en 1488, concretamente durante el mes de junio, siguiendo a los Reyes Católicos que, por entonces, supervisaban desde este reino la campaña granadina.

La estancia de Colón está fuera de toda duda. Así lo prueban dos fuentes reconocidas, como fue el hijo del almirante, Hernando Colón, y Bartolomé de las Casas. De las Casas, incluso, anotaría en su Historia de las Indias que “un marinero que se llamó Pedro de Velasco, gallego, dijo a Cristóbal Colón en Murcia que, yendo aquel viaje de Irlanda, fueron navegándose y metiéndose tanto al Noroeste que vieron tierra hacia el Poniente de Ibernia”. Idéntico testimonio recogerá el hijo de Colón en Historia del Almirante.
Cuatro años más tarde, Colón envía a tierra a dos de sus marineros. Uno, Rodrigo de Jerez, natural de Ayamonte. Y el otro, Luis de Torres, quien, según el diario de a bordo, “había vivido con el Adelantado de Murcia [Juan Chacón] y había sido judío, y sabía diz ebraico y caldeo y aún algo arávigo”. Era, por tanto, el intérprete de la expedición.

“Chupan o sorben”
De Torres sería, además, el primer europeo que pisaba Cuba y que contemplaría a “hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios, que son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel […] y encendida por la una parte dél, por la otra chupan o sorben”. A aquellos mosquetes “llaman ellos tabaco”. De igual forma, también fue el primer europeo que descubrió el maíz.
Según recordó José María Ortuño en la revista Anales de Derecho, de la Universidad de Murcia, Luis de Torres moriría en el asentamiento La Navidad, un fuerte improvisado con maderas de la nao Santa María que había encallado en La Española, hoy llamada Santo Domingo. Treinta y nueve hombres quedaron a cargo del lugar. Las disputas entre ellos y el enfrentamiento con los nativos, quienes comprobaron que los nuevos vecinos ni respetaban sus tierras ni a sus mujeres, precipitaron el desastre.
“Los indios prendieron fuego a las casas. Algunos españoles murieron entre las llamas y otros huyeron al mar y murieron ahogados”, asegura la doctora Virginia Martín. Entre ellos figuraba el traductor judío. Pero no fue el único murciano que perdería su vida al otro lado del océano.
Un “vecino de Murcia”
La profesora Cristina Torres Suárez publicó un espléndido artículo en la revista Murgetania (número 66, 1984) sobre la figura del maestre Diego Pérez, a quien consideraba “el primer pintor europeo en América”. Diego Pérez, natural de Murcia, de trayectoria artística bien reconocida en la ciudad, fue otro de los murcianos que Colón habría de conocer durante su viaje a la capital.
El pintor también se embarcaría en el primer viaje colombino con el encargo de realizar portularios y mapas de cuantas tierras y poblaciones encontraran a su paso. De esta forma, a su regreso, los monarcas españoles podrían conocer cuán fructífera había resultado la expedición.
Ya en 1924, la investigadora americana Alice B. Gould y Quincy publicó en su obra Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón la noticia de que los herederos de Diego Pérez, “vecino de Murcia”, recibieron en el año 1.501 un total de 10.308 maravedís, que se le debían al pintor como sueldo “del tiempo que sirvió en las Indias el año de noventa y dos en el primer viaje que hizo el Almirante Colón, hasta que el dicho Diego Pérez falleció”.
Torres Suárez, por su parte, destaca que ya 6 años antes, en 1495, el Concejo de Murcia reconocía la exención de impuestos para la viuda de Diego Pérez, quien ya disfrutara en vida de esa prebenda, con la condición de que no volviera a casarse.
 
Leyendas sin fin
Los grandes vacíos que en las biografías de estos murcianos impone la investigación histórica se han rellenado, en diversas ocasiones, con leyendas y rumores. Uno de ellos, incluso, confería al murciano un estatus muy superior al que la historia le atribuye.
El arqueólogo y sociólogo francés Jacques de Mahieu, en su obra L’imposture de Christophe Colomb, se atrevió a mantener que Luis de Torres, como secreto rabino, fue el auténtico dirigente de la expedición de Colón. No en vano, apuntan otros autores, un tercio de los marineros era de origen judío, aún se discute si Colón también lo era y ningún misionero cristiano los acompañaba, a pesar de la supuesta oficialidad del viaje.
Este interesante dato ha sido desarrollado por el profesor Juan bautista Villar en su artículo Nuevos datos para una biografía del judío converso Luis de Torres, intérprete oficial en la primera expedición colombina. No falta quien aventure que las primeras palabras pronunciadas en el nuevo mundo fueron hebreas y salieron de la boca de Luis de Torres. A fin de cuentas, se había bautizado muy poco tiempo antes de embarcar.
El otro célebre personaje que encontró Colón en Murcia fue el corregidor de la ciudad, Juan Cabrero, amigo, testamentario y camarero del rey Fernando. El apoyo de mosén Cabrero al descubridor fue determinante, hasta lograr que el monarca apoyara tan increíble empresa. El propio almirante reconocerá más tarde en una carta a los Reyes Católicos  que Cabrero, aragonés de nacimiento, había sido la causa de que “los Reyes tuviesen las indias”. Así, entre unos y otros, Murcia dispuso su diminuto granito de arena, aunque fuera tan diminuta como la que adorna el fondo de las acequias, para el descubrimiento del nuevo mundo.
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