Para contar Murcia hay que amarla
Miguel Ángel Cámara / Alcalde de Murcia
Para contar Murcia hay que amarla. Y es imposible no amarla cuando se la conoce. Ambas cosas –el amor por la tierra y el conocimiento de la misma- iluminan esta obra donde el lector se adentra para desentrañar secretos y leyendas de una ciudad milenaria e histórica, cruce de culturas, solidaria y acogedora. Para completar con éxito esta ardua tarea, en cambio, se requerían grandes dosis de esfuerzo, trabajo e ilusión, cualidades que concurren en la persona de su autor, Antonio Botías, a quien conocí cuando él apenas era un muchacho, en la primera entrevista periodística que realizó en su vida y de la que fui protagonista, en 1995. Ninguno de los dos sospechó entonces que, muchos años más tarde, formaría parte de mi equipo.
Estoy convencido de que esta obra pronto se convertirá en una referencia para cuantos nos interesamos por el devenir de la ciudad y de sus gentes, pues aporta innumerables detalles que, en algunos casos, han permanecido ocultos hasta la fecha. Además, el espléndido panorama histórico que recoge en sus capítulos nos permite comprender cuánto ha evolucionado la urbe a través de los siglos y, en mayor medida, en los últimos años. Modernidad y progreso que, en cambio, coexisten con las más bellas tradiciones, usos y costumbres de nuestra querida Murcia.
A través de un lenguaje cuajado de giros literarios y guiños al lector, Botías ha sabido relatar la belleza de lo cotidiano, de aquello que para muchos pasa desapercibido pero que, en esencia, define y caracteriza al murciano. Por ello recibe cada domingo el aplauso de los lectores de La Verdad, que se acercan a sus reportajes sabedores de que no serán defraudados.
Quiero agradecer a Antonio Botías el gesto de dedicarme esta obra que incluye la historia de los regidores y alcaldes que me precedieron en el honor de representar a todos los murcianos. Este detalle, que recibo con cariño porque sé que proviene de un amigo, quisiera compartirlo con cuantos nos sentimos privilegiados de vivir en el lugar más bello del mundo: nuestra querida Murcia.