El señor Perpén no se había visto en otra igual. Porque la fama le vino a bocajarro, por algo tan sencillo como enviar un telegrama. Pero aquel telegrama incluía una noticia que los murcianos ansiaban conocer: el número del Gordo de Navidad de 1912 que se sorteaba en Madrid.
Hace un siglo existía una enorme rivalidad entre los diarios locales por dar en exclusiva el resultado de la Lotería. Todo dependía entonces, en una sociedad más de carretas que de redes sociales, del telégrafo. Así que el primer corresponsal que lo enviara daba al medio instantánea notoriedad.
Los periódicos acostumbraban a colocar grandes carteles en las fachadas de sus sedes, que reunían a no pocos parroquianos ávidos de conocer si se habían convertido en millonarios. Murcia, por otro lado, siempre fue tierra donde la prensa floreció. A finales del siglo XIX, por ejemplo, se editaban en la capital ‘El Semanario Murciano’, ‘El Clamor Murciano’, ‘El Comercio’, ‘El Diario’, ‘El Noticiero’ y ‘La Paz’.
En el tiempo del señor Perpén esa rivalidad era tan manifiesta que incluso su diario, ‘El Tiempo’, sacó pecho de la pequeña hazaña de su corresponsal. Así, en la edición del día 23 de diciembre hasta la convirtió en noticia. «El primer telegrama recibido en Murcia del premio de los seis millones ha sido el que él ha enviado», anunciaba el rotativo.
Éxito periodístico que, en opinión de ‘El Tiempo’, era aún mayor pues «el público ha podido observar el retraso de otros colegas que tenían montada igual información que nosotros». Esa información se consignaba en «el lienzo que teníamos expuestos frente a esta redacción» y en otro ubicado en el Bazar Murciano, la gran superficie comercial de la época. Ya al día siguiente se publicaba en papel. En mucho papel. ‘El Liberal’ por aquellos años imprimía casi veinte mil ejemplares con la lista oficial.
El Gordo ha caído en doce ocasiones en la Región en 16 municipios, cinco de ellas en Murcia y en los años 1986, 2001, 2012, 2014 y 2017. En concreto, la primera localidad fue Yecla, en 1846. Se repartieron 20.000 pesetas por cada serie del número 4457.
En la ciudad de Murcia tocó en los años 1986, 2001, 2012, 2014 y 2017; en Fortuna, en 1964, en Cartagena, en 1981; en La Unión, en 1988; en Lorca en 2001; en Alcantarilla, en 2002 y en Molina de Segura, en 2010. En 2012, el Gordo llegó, además, a Cehegín y Torre Pacheco; así como a Mazarrón en 2014 y a Murcia y a San Pedro del Pinatar en 2017.
Le tocó al banco
La prensa de todas las épocas siempre fijó su atención en un sorteo de gran popularidad en estas fechas. A menudo, para lamentarse de la mala suerte de los jugadores murcianos. Ya en 1900, ‘La Paz’ señalaba que, «desde hace treinta y cinco años a que alcanza nuestra memoria en este punto, no ha correspondido ni una sola vez el premio mayor de Navidad».
Otra cosa son los segundos premios. En 1865 muchos murcianos celebraron la llegada de uno de ellos. «Ya era hora de que viniese aquí algún premio decente», suspiraba ‘La Paz’. Lo mismo sucedió en 1882. Pero en aquella ocasión no todos, curiosamente, habían comprado décimos. El Gordo fue a parar a la oficina «de la Delegación del Banco de esta ciudad», como anunció ‘El Diario de Murcia’.
La noticia se produjo en plena jornada laboral, mientras algunos vecinos aguardaban en la cola para pagar sus impuestos. No imaginaban que resultarían agraciados. Tan grande fue la alegría entre los empleados que decidieron no cobrar a nadie los atrasos de las contribuciones. Incluso, como también bromeaba ‘El Diario’, dedicaron parte del premio «a cubrir las cuotas de aquellos a quienes no les ha dado la gana de pagar».
Queda la duda, porque ‘El Diario’ no lo aclaró más tarde, de si aquella noticia fue una inocentada, ya que se publicó el 28 de diciembre. Sí es verdad que aquel año cayó un quinto premio en Cartagena y el 24 de julio Murcia recibió un primer premio de 80.000 pesetas. En 1891 volvió el segundo premio, de forma discreta, en los décimos que compraron en Barcelona unos carreteros del barrio de El Carmen conocidos como ‘Los Pelaos’. Y en 1908, a dos jóvenes de Algezares.
El siglo entró y los segundos premios también. Por ejemplo, el que repartió en 1906 la administración del Puente, en el barrio de El Carmen. Fue un empleado de la funeraria quien se encargó de hacer participaciones del número 8714 y distribuirlas, como publicó ‘El Liberal’, «entre sus amigos». Incluso se conserva una lista de ellos, donde figuran varios tartaneros, alguna verdulera y «todos gente pobre».
El estudio de los datos revela que Cartagena ha sido, con mucho, más beneficiada por Navidad. Otro gran pellizco fue a parar a la ciudad portuaria en 1888, aunque ‘El Diario’ anunciaba casi un mes más tarde que «mañana probablemente se remitirán a Cartagena las 500.000 pesetas del premio». Los retrasos en el cobro eran frecuentes. Al año siguiente, también en enero, protestaban en ‘La Paz’ «unas cuantas familias pobres» caravaqueñas porque «hasta la fecha no se haya abonado un premio de 80.000 pesetas de la lotería de Navidad».
Y lo mismo denunciaban en Murcia, donde esperaban otro premio de «4.000 duros». Por ello el redactor animaba al delegado de Hacienda a que «dé al lotero el oportuno aviso, pues si bien entre los favorecidos los hay ricos, hay otros que no lo son y necesitan la cantidad que les ha regalado la fortuna».
En pleno agosto
Desde muy antiguo, aunque parezca una moda que trajeron los tiempos, el sorteo navideño se anunciaba con mucha antelación. En Murcia, por el año 1887, se encargaba de ello el delegado de Hacienda, quien enviaba a los periódicos el prospecto o anuncio «de la gran lotería de la pascua próxima de Navidad». Y lo hacía en los primeros días de agosto.
Las fachadas de los rotativos se convertían en improvisados y descomunales carteles durante el día del sorteo. En ellos se anotaban los números ante una multitud esperanzada en obtener algún premio. Más tarde, una legión de emisarios distribuían por toda la región las ediciones especiales con las listas completas.
A la costumbre de colgar carteles informativos se sumaron algún año los bares murcianos, como sucedió en 1948 con El Alcázar, El Americano, Bar Flor, Casa Manolo del Barrio, Mi Casa, La Cosechera, El Jumillano, Los Cazadores, El Club, Santos o el Olimpia que, según ‘Línea’, tenían «detalles del resultado de este sorteo a medida que se vaya celebrando». Y, sobre todo, también ofrecían buenos lingotazos para olvidar el disgusto de no verse agraciado.